Muere un poeta y la creación se siente / herida y moribunda en las entrañas.

Miguel Hernández

Querido Federico: tú no me conoces, pero yo a ti si. Bueno, no te conozco personalmente pero sé casi todo de ti, leyendo tus poemas, tus obras de teatro, tus cartas, tus notas en el piano acompañando a la Argentinita. Te conozco como si hubiera pasado contigo esa última noche, esa ultima y terrible noche que no deseo al peor de mis enemigos. Esa ultima noche camino del barranco de Viznar.

Y aunque ahora nos digan que no estás, yo sé que estás ahí, que estás aquí, ahora, entre nosotros, y que te conozco tanto que yo también estoy ahí, contigo, en esa ultima noche, antes de tu muerte.

¿Qué pasó esa noche, Federico?

¿Por qué no te quedaste en Madrid como el resto de tus compañeros de generación?

¿Por qué entregaste a Nadal el manuscrito de El Público?

¿Por qué te inmolaste por todos nosotros sin una sola posibilidad de dar un paso atrás?

¿Por qué acallaron tu voz de esa manera tan terrible? ¿Acaso creían que matándote silenciarían tu palabra?

Que ingenuidad. Tu voz sigue estando aquí, con nosotros, para siempre. Hablándonos día y noche.

¿Por qué matar a un poeta? ¿Qué daño hacían tus palabras?

“¡Yo soy la libertad porque el amor lo quiso¡” dice tu Mariana Pineda.

Querido Federico, ¿qué pasó aquella noche? ¿Quién estaba contigo? ¿De qué hablasteis? ¿Cuáles fueron tus últimos versos, tus últimas palabras?

Querido Federico, tú no me conoces, pero yo a ti si, y sé que estás conmigo, y que, como tú, cada día se matan miles de poetas, y que cada día, en miles de rincones de la tierra se grita ¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la Muerte! Pero no, tú me enseñaste lo contrario, ¡Abajo la Muerte! ¡Viva la vida! ¡Perder la vida es perderlo todo!, que dijo otro poeta también amigo tuyo.

Tu vida ya es nuestra vida, querido Federico, y todos nosotros ya somos como tú, poetas aniquilados por la gente que constantemente nos acecha. Como tú, querido Federico, como el teatro con el que tanto disfrutaste y tanto nos enseñaste.

Querido Federico, tú no me conoces, pero yo a ti si, por eso ahora te convoco para que me conozcas y me lleves de la mano por los jardines de la Alhambra, como las manolas, que van las tres y las cuatro solas.

Etelvino Vázquez

Dramaturgia y Dirección: Etelvino Vázquez

Intérpretes: Cristina Lorenzo, David González y Etelvino Vázquez

Espacio escénico y atrezzo: Carlos Lorenzo

Música original: Alberto Rionda

Otras músicas: Pasión según San Mateo, de J. S. Bach

Grabación musical: Estudios Búnker (Llanera)

Vestuario: Manuela Caso

Peluquería y maquillaje: Gloria Romero

Iluminación: Rubén Álvarez y Etelvino Vázquez

Cartel y programa: Gerardo Llaneza

Fotografía: Gerardo Llaneza y Rafa Pérez